Durante la semana que pasó, por primera vez en muchísimo tiempo, la popular celebración de San Cayetano, no contó con la participación de sus feligreses en los santuarios del Patrono del pan y del trabajo, por obvias razones de seguridad sanitaria.
Si bien sindicatos, centrales de trabajadores y agrupaciones políticas y territoriales llevaron adelante algunas actividades, el emblemático barrio de Liniers no fue epicentro de peregrinación alguna, pero acaso este impasse dé lugar a la reflexión no solo teológica sino también política
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